A finales de los años 80, Rose se traslada desde Costa de Marfil a los suburbios de París con sus dos hijos pequeños. Abarcando un total de 20 años, desde su llegada a Francia hasta la actualidad, la película es una conmovedora crónica de la construcción y deconstrucción de una familia migrante. En su segundo largometraje, presentado en la sección oficial de Cannes, y en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, Leonor Serraille dice:
«Lo político de la película es tener que imponer personajes modelo, pero eso no significa que sean perfectos»
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