Damos inicio al VI ciclo «Miradas de Cine sobre la Cooperación y la Solidaridad«, un año más, en colaboración con la Delegación de Solidaridad del Ayuntamiento de Córdoba.
Esta película estuvo seleccionada en el Festival de Venecia donde obtuvo el premio especial del jurado pero su autor no pudo acudir por estar encarcelado.
Jafar Panahi, recibió el Oso de Oro en la Berlinale de 2015 por la película ‘Taxi Teherán’. Los problemas de Panahi con la justicia iraní vienen de lejos por su empeño en ejercer libertad de expresión y se agravaron aún más cuando acudió a la prisión de Evin para protestar por la detención de sus compañeros de profesión, los cineastas Mohamad Rasoulof y Mustafá al Ahmad.
La obra del director de «El espejo» y «Taxi Teheran» ha adquirido una dimensión que ha trascendido las coordenadas habituales del cine social. Su negativa a cumplir la prohibición de dirigir películas, ha convertido al director iraní en un referente de la lucha por la libertad de expresión.
No Bears se convierte así en un manifiesto contra la opresión.
El propio cineasta se pone delante y detrás de la cámara. Por un lado, nos presenta un rodaje, en Teherán, una película que sigue la odisea “real” de una pareja que intenta escapar del país utilizando unos pasaportes falsos. Esta película dentro de la película, aparece dirigida por el propio Panahi, a través de videollamadas que realiza desde un pequeño pueblo situado cerca de la frontera entre Irán y Turquía. Desde su pequeño apartamento, donde Panahi encuentra un espacio de paz y tranquilidad. Aunque las cosas se complican a causa de una chica del pueblo que no se resigna a un matrimonio concertado desde su nacimiento.
Para saber más:
Lian Morales Heredia, nos escribe esta interesante crónica de:
No bears, Irán, 2022. Director: Jafar Panahi. Duración 1h 36m. Proyectada el 28 de
enero de 2024 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba.
No hay osos, de verdad
No entendí, exclamó alguien. Me perdí, agregaron dos o tres. Ahora es que entiendo, dijeron luego, tras un par de intervenciones de otros espectadores en el debate
posterior a la proyección. Fue una suerte de apología a la felicidad de compartir opiniones y experiencias en el cine, o donde sea que veamos una película, una
felicidad asegurada en Cine Cercano.
En el filme No bears (No hay osos, 2022) somos presa de los cambios de puntos de vista y especialmente del narrador. Y lo de especialmente se debe a que el narrador supremo, ese que está por encima de personajes, historia y narración en cualquier película, ese que no es otro que el narrador cinemático, el director del filme, es en No bears protagonista. De hecho, es un personaje que es director de un filme.
Así, cambian los puntos de vista, pero de una misma persona, y de un modo natural, más natural o real es casi imposible. Transitamos de una historia a otra en un
pestañeo. Y a veces ni tanto, porque escasean los cortes y son brillantes los planos secuencia.
Así comenzó el VI Ciclo Miradas de Cine sobre la Cooperación y la Solidaridad, que realiza Cine Cercano en colaboración con la Delegación de Solidaridad del
Ayuntamiento de Córdoba.
No bears ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia, su autor no fue por estar preso. Jafar Panahi es un símbolo de la libertad de expresión, un símbolo
vivo. Tiene prohibido filmar, pero la libertad es más grande que una dictadura. Gracias a eso, podemos ver No hay osos.
Destacan los diálogos siempre sustanciosos, naturales pero contundentes, así como la brillante ausencia de música, el humor agridulce, bellísimos encuadres con marcos y
fondos de paredes depauperadas, planos de caminos polvorientos desde el interior de un coche.
Como rompiendo también fuera de la pantalla la pared de la ficción, tras la proyección, una mujer, una iraní, una compatriota del director y de la nación de No bears, pidió la palabra, todo el mundo giró hacia ella y así quedó hasta que se fueron todos. La joven habló del director, de las arcaicas tradiciones, de la historia del filme…
Un director dirige a distancia, mediante llamadas vía internet, una película sobre una pareja que intenta escapar de Irán. Resulta que, en realidad, los actores que
interpretan a esos personajes están preparando su huida, o sea, viven en su vida realla misma situación que representan. Incluso el equipo de rodaje aprovecha y graba
escenas de la vida real de esta pareja.
El equipo técnico efectúa el rodaje en Turquía, el director trabaja en Irán, cerca de la frontera, desde una habitación en un pueblo rural donde una joven está prometida
desde que le cortaron el cordón umbilical a nombre de su futuro esposo. La historia es espectacular y a esa mujer apenas la vemos una vez, hasta ahí los datos.
Quizá alguien se sienta medio perdido ante una obra que no es un producto con las características industriales de Hollywood. Estamos acostumbrados a ver productos, no
obras maestras, que cada día escasean más. Pero no es un filme difícil, al contrario, justamente porque el director rompe las paredes de la ficción, haciendo que todo sea
verdad, de verdad.