Nos alegra presentar la cuarta película de este II Ciclo de Cine de Directoras en el patio blanco de la Diputación Provincial de Córdoba, donde disfrutamos de la luna y las estrellas, de la compañía, el buen cine y contamos con refrescos en el ambigú que monta Maizca en beneficio de grupos de mujeres mayas, en Sololá, Guatemala.
Después del documental sobre Antonio Machado que tanto nos gustó el año pasado, este año volvemos a recurrir a la maestría tras la cámara de Laura Hojman a la hora de retratar personajes de vida especialmente interesantes y que no se les ha permitido trascender y ser suficientemente conocidas.
Aquí nos narra la historia de María Lejárraga, escritora y pionera del feminismo en España durante los años 20 del siglo pasado, cuya producción vio la luz bajo el nombre de su marido, el empresario teatral Gregorio Martínez Sierra. La dramaturga española más prolífica de todos los tiempos, autora de obras como Canción de cuna, llevada al cine en cinco ocasiones, o del libreto de El amor brujo, de Falla, fue además diputada por la Segunda República y fundadora de proyectos pioneros para los derechos y las libertades de las mujeres. Creadora de mas de 90 obras, todas ellas publicadas a nombre de su marido, que no escribió ni una sola línea. Murió anciana, en el exilio y pobre porque los derechos de sus obras los heredó la hija de la amante de su marido.
Aquí la entrevista que Nati Serena le hizo a Laura Hojman.
Para saber mas:
Maravilla de documental. Enhorabuena
a Laura Hojman por esa obra de arte y a Cine Cercano por la gran labor que desarrolla acercándonos al cine de calidad. Bravo.
Ha sido una suerte poder ver este documental y, más aún, tener como invitados a la propia directora Laura Hojman y al productor Guillermo Rojas. Ambos, nos resumieron la génesis de la idea, la búsqueda de material gráfico y de documentos escritos y, después, en el coloquio respondieron a cuantas preguntas quisieron plantearles los numerosos asistentes.
Tampoco esta vez voy a destripar ni analizar cada detalle. Tan solo diré que me ha capturado desde el primer fotograma y que no decae en absoluto. Más bien mi emoción e interés han ido en aumento. Yo esperaba un documental biográfico con tintes pesimistas, puesto que hace un año había leído (en el club de lectura Medias Azules de la biblioteca provincial) la biografía sobre Lejárraga escrita por Isabel Lizárraga y, tal vez por ello, me esperaba una historia más sombría, con más tonos sepia.
Sin embargo, me ha cautivado que sea un documental ficcionado, por la alternancia de secuencias coloristas con fotos de la primera mitad del siglo XX. Por ejemplo, las fotos reales de María Lejárraga se alternan con la voz en off que lee algunos de sus textos y cartas mientras se ven fotos actuales de las ventanas de su casa en las costas de Niza.
También están muy bien insertadas las portadas de las ediciones de «El Amor Brujo» de Falla y las ilustraciones de otros libretos, obras teatrales, novelas y cuentos escritos por ella misma. Todo ello le proporciona un sabor muy auténtico y fresco al mismo tiempo. Para colmo, me ha descubierto una María Lejárraga más alegre y de risa contagiosa, muy distinta de la idea previa que yo tenía de ella. Incluso, al escuchar algunas de sus cartas, me ha reconciliado un poco con el tristón de Juan Ramón Jiménez, al que yo siempre he considerado un cenizo.
Además, resulta muy ágil la forma como va aportando datos de la vida de María Lejárraga, junto con las valoraciones críticas de Rosa Montero, Isabel Lizárraga, Manuela Carmena y otras personalidades que enjuician el porqué ella aceptó que su marido firmase las obras surgidas de su pluma, a pesar de que entonces todo el mundo sabía que era ella la autora única. Puesto que como ironizó Rosa Montero: «el marido le pedía que escribiese hasta los pésames».
Otro aspecto que me ha cautivado es la forma como Laura Hojman, en tanto que guionista, va entremezclando el relato de lo individual (la vida de María Lejárrega) con la historia colectiva, puesto que nos hace revivir los anhelos y los logros de toda una generación, la de las mujeres de la Segunda República y, de forma consecuente con la cultura de toda una época. Puesto que reivindica figuras como Concha Méndez, Clara Campoamor, Victoria Kent, Luisa Carnés, María Blanchard y Maruja Mallo, es decir, no solo nos evoca las mujeres del «Lyceum Club», sino también la labor de la «Asociación Femenina para la Educación Cívica» de la cual María Lejárraga fue fundadora e impulsora.
El coloquio fue muy participativo. había mucha gente joven y llovieron las preguntas y las valoraciones. Todos coincidieron en que es un documental muy fresco y feminista. Un canto a una mujer injustamente olvidada. Un homenaje a una generación de mujeres que en las décadas previas a la Guerra Civil se esforzaron por lograr la libertad y la igualdad.
Hubo tantas preguntas que incluso Laura y Guillermo siguieron hablando ya en la acera de la Diputación con un grupito de personas que deseaban saber más, en especial de futuros proyectos. En resumen, otro éxito rotundo, tanto por el numeroso público que acudió a escuchar a Laura Hojman como por el aire fresquito que sopló esa noche y nos alivió de la ola de calor de la semana anterior, o sea que Laura no tuvo necesidad de estrenar el abanico de tonalidades violetas que le habíamos regalado en nombre de Cinecercano como una forma de agradecerle que aceptase nuestra invitación.