COMUNICADO DE LA PLATAFORMA «LA FILMOTECA SE QUEDA»

Escrito el 27 de abril de 2018

No será que no se dijo veces que era un despropósito y un atentado a la integridad y a la función de los fondos de la Filmoteca de Andalucía.
Ya se advirtió que ese traslado al edificio del C3A iba a traer problemas. Ellos solos se los han buscado. Claro que «no tiene tiene importancia» y si tiene, se le quita. Todos silban y miran hacia otro lado, los/las auténticos/as responsables no dan la cara, están callados y/o en nuevos puestos y a la ciudadanía no le que da más que patalear y levantar la voz mientras otros se van «de rositas«.
He aquí el comunicado de La Plataforma se queda ante el vertido de gasoil que ha afectado a los libros de los fondos de la Filmoteca almacenados en el C3A:

Los daños son menores: estamos haciendo un análisis de la situación y en cuanto podamos daremos detalles”, ha declarado el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, acerca del daño causado a parte de los libros de la Filmoteca de Andalucía que se encontraban en el C3A.
La videoteca y la biblioteca de la Filmoteca (estamos hablando de 18.000 películas y 13.000 libros) se trasladaron al C3A en diciembre de 2016 por decisión personal de Rosa Aguilar, consejera de Cultura entonces. Un tercio de estos libros se distribuyó en las estanterías disponibles en el C3A. El resto, contenidos en 250 cajas, se almacenó, sobre palés, en un sótano de este mismo edificio.
En septiembre de 2017 el director artístico del C3A, Álvaro Rodríguez Fominaya, indicó a los responsables de la Filmoteca que tenía necesidad del sótano donde se encontraban los libros y, en consecuencia, dispuso el traslado de las 250 cajas a otro sótano. Allí se depositaron directamente sobre el suelo. Los empleados de la Filmoteca advirtieron a su gerente sobre la improcedencia del almacenaje en este nuevo sótano, puesto que en el mismo se ubicaban dos depósitos de gasoil destinados a cubrir las necesidades de calefacción y refrigeración del C3A.

El gerente de la Filmoteca, en reunión celebrada poco después con el director general de Innovación Cultural y del Libro de la Consejería de Cultura, Antonio José Lucas, le informó sobre estas peligrosas condiciones en el almacenaje de los libros. Ante la muda estupefacción del director general al conocer la noticia, Juan Antonio Álvarez Reyes, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y responsable administrativo del C3A, también presente en la reunión, argumentó que sus técnicos avalaban ese traslado y garantizaban la preservación de los libros, a pesar de su convivencia con los depósitos de gasoil. Tras esta reunión, en la que igualmente estuvo presente Álvaro Rodríguez Fominaya, la Consejería de Cultura no adoptó ninguna medida ni decisión que modificara y corrigiera la situación.
El resto es conocido. Tras una operación de mantenimiento de las maquinarias del C3A, se produjo un vertido de gasoil que afectó, como no podía ser menos, a los libros.
El consejero de Cultura dice que están “haciendo un análisis de la situación”. Pero olvida informar a los ciudadanos sobre el emprendimiento de las correspondientes depuraciones de responsabilidad de cuantos han incurrido en esta desafortunada chapuza. Cualquier servidor público tiene la obligación ineludible de velar por el patrimonio que es de todos y aquel que, por negligencia, por desdén, por pereza o por mala voluntad, no haya cumplido escrupulosamente con este deber, debe ser sancionado o dimitido. Si el número de libros afectados es mayor o menor es anecdótico. El peligro potencial, y real desgraciadamente, en que durante meses se ha encontrado este fondo documental especializado, exige otro tipo de reparación política y ética.
Se nos ocurren varias preguntas: ¿Cómo Álvaro Rodríguez Fominaya puede compatibilizar almacenaje de fondos bibliográficos junto a depósitos de gasoil?, ¿Donde adquirió tamaña ciencia metodológica?, ¿Cómo interpretar el silencio y la falta de acción de Antonio Jesús Lucas cuando tiene noticias de este hecho? ¿Abulia personal o marca de la casa?, ¿Qué técnicos pintorescos rodean a Juan Antonio Álvarez Reyes?, ¿Aplica estos criterios en la preservación de los fondos del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo?.
Estas preguntas son las que tendría que haberse formulado el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, si verdaderamente dispone de la honorabilidad exigible a un cargo público y la rigurosa sensibilidad de un público servidor de la comunidad. Y, tras ellas, adoptar las medidas disciplinarias correspondientes.
La plataforma ciudadana “La Filmoteca se queda” ha pedido insistentemente en cuantos encuentros políticos ha celebrado (con Rosa Aguilar, con el delegado provincial en Córdoba de la Consejería de Cultura, con los representantes políticos del Ayuntamiento de Córdoba…), así como en cuantos comunicados ha ido informando a la opinión pública sobre sus gestiones, la devolución de esos fondos de videoteca y biblioteca a la sede de la Filmoteca de Andalucía en Medina y Corella, por entender que era allí donde encontraban su lógica rentabilidad social y la coherencia de su existencia, por considerar que era allí donde su consulta y conservación estaban garantizados. Pero la absurda decisión que Rosa Aguilar adoptó en su momento, no corregida pese a nuestras demandas, nos ha llevado a esta situación.»

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