Presenta Anna Freixas
participante de la tertulia feminista Las Frescas
Cada mes de enero tiene lugar el mismo festival en un pequeño pueblo de Macedonia: uno de los sacerdotes de mayor rango eclesiástico lanza una cruz al agua que un grupo de hombres ha de buscar. Se dice que aquel que la encuentre tendrá para siempre buena suerte en la vida y prosperidad. Sin embargo, este año es una mujer, Petrunija quien tiene la suerte de encontrarla. Dado que vive en una sociedad basada en antiguos códigos morales y sociales, la comunidad de hombres se siente con el derecho de estar enfurecidos. ¿Cómo es posible que una mujer se haya atrevido a hacer lo mismo que ellos, teniendo éxito en el proceso? Sin embargo, ella se siente la legítima ganadora del concurso y no está dispuesta a devolver la cruz bajo ningún concepto.
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Introducción a la presentación de la película.
8 de Marzo, Día de la Mujer, por Anna Freixas
Agradezco a Cine Cercano que me haya invitado hoy, día 8 de marzo, el día internacional de las mujeres, a presentar esta película.
Justamente hoy:
Un día para poner en valor lo femenino y celebrar nuestro buen hacer en la tarea civilizadora del mundo.
Un día para reconocer el papel del feminismo en la consecución de nuestras preciadas libertades cotidianas.
Un día para recordar nuestra genealogía y rendir homenaje a nuestras antecesoras que desde hace más un siglo han ido consiguiendo, en todos y cada uno de los espacios políticos, sociales y personales, la libertad de las mujeres para ser, para hacer y para no hacer. Para vivir como ciudadanas de pleno derecho…como si siempre hubiera sido así de fácil.
Un día para nombrarnos todas, con orgullo, ‘feministas’ y ponernos a leer y pensar en común.
Alegrémonos, tenemos madres y ahora, por fin, tenemos hijas.
Petrunya tiene la desgracia de llevar consigo un nombre de una santa virgen que esperó su oprtunidad y nunca le llegó.
También tiene otra desgracia más, vivir en un pequeño pueblo macedonio donde la tradición y el machismo han recuperado el tiempo perdido de su época socialista.
Y para colmo su madre, viendo que lleva el camino de Santa Petrunya, no la deja en paz. Bueno no la dejó en paz desde que nació.
Cansada de buscar un trabajo que ya no los hay para ella y pasar por las vejaciones de una entrevista imposible, en una fábrica de confecciones posiblemente de las Zara. El jefe o encargado la mira de arriba abajo y nosotrxs vemos los perfiles y caras del resto de trabajadoras, sabemos que todo está perdido. El jefe más cerdo no puede ser.
Deambula por el pueblo y sigue a una manada de clérigos cantando y otra de machotes con ganas de mostrar su estupidez y machismo.
Todas coinciden en el río, en el día de la exaltación de las tradición más rancia del pueblo. El cura bendice una cruz, la tira al río y el que la coja primero será el más machote del pueblo y tendrá un año de gracia y felicidad.
El cura reza y bendice y los de abajo chillan para que se calle y tire ya la cruz. Ellos van a lo que van y no a perder el tiempo con avemarías.
Con tanto rezo y bendición el cura se lía y se le cae la cruz fuera del lugar de la manada y cerquita de nuestra Petrunya. Ella, que lleva una cabeza de un maniquí, la suelta y se tira a por la cruz. La coge y se declara campeona. La manada no lo puede soportar, la insultan y por ellos la matarían.
La tele retransmite el hecho y empieza el infierno para Petrunya, en vez del año de gloria.
Es detenida y toda la acción pasa ahora en la cárcel, donde nadie sabe de qué se le puede acusar. El cura y el comandante quieren resolver, pero Petrunya no cede, la cruz es suya. Ella la ha ganado.
El cura le ofrece de todo, hasta casarla gratis, pero no hay marcha atrás.
Petrunya es de otra pasta, es diferente. Un interrogatorio, al enterarse la policía que ha estudiado Historia, le dice que si su héroe es Alejandro Magno o Don Pelayo, y ella dice que no, que es Mao Tse Tung. Ya, nada cuadra ni a la policía ni a lxs espectadorxs.
En varias conversaciones sale la historia del lobo que se disfraza de oveja, o viceversa la oveja que se disfraza de lobo.
Ella después de salir airosa, tener su cruz y dejar en el calabozo a la manada, opta por ni ser lobo ni oveja, quiere ser Petrunya.
Se convierte en una diosa, se sitúa fuera de toda lógica cateta, machista, religiosa, policial, judicial, informativa,…, y se convierte en una mujer libre. En una cervatilla?
Le quedará ahora intentar resolver su gran duda existencial: encajar el comunismo en los sistemas democráticos. Toda una diosa roja.