Daniel Bruhl parece interpretarse a sí mismo, cuando en su debut como director, da vida a un conocido actor que una mañana sale de su elegante ático en Berlín, deja durmiendo a su preciosa esposa y a sus hijos pequeños al cuidado de una niñera inmigrante, para dirigirse al aeropuerto a tomar un vuelo a Londres, donde hará un casting para una película de superhéroes. Mientras llega el taxi, se acerca al bar de siempre con la intención de repasar el texto y tomar un café tranquilamente sin reparar en que su vecino Bruno, al que nunca antes había visto, viene siguiéndole de cerca. En el bar, Bruno comienza a conversar con Daniel en lo que queda claro que no es un encuentro casual. El vecino de la puerta de al lado tiene información íntima y privilegiada sobre la vida de Daniel y su familia que hace que el encuentro se convierta en una incómoda experiencia. La película toma tintes de thriller psicológico y de comedia sucesivamente.
Daniel Bruhl vive parte del año en Berlín y parte en Barcelona, dos ciudades afectadas por la gentrificación, que en esta película toma protagonismo relevante.
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