SEIS DÍAS CORRIENTES MIERCOLES 8 DE JUNIO 2022

Escrito el 31 de mayo de 2022

Tercer largometraje de Neus Ballús, donde pone el foco en la clase trabajadora y en el racismo subconsciente que de una forma o de otra, arrastramos en el primer mundo. Con maestría y sencillez nos lleva por los diferentes trabajos que le encargan a estos «manitas» desde arreglos de fontanería a electricidad, entre trabajo y trabajo entablan relaciones diversas con las diversas personas que les contratan. Una película de «currantes» que no es dramática sino divertida y natural, cine social que nos permite pasar un buen rato con Moha, Valero y Pep. Tres actores natos que se estrenan en la actuación y que Neus Ballús ha sabido dirigir para obtener un buen trabajo, donde se nota que se lo han pasado en grande.

Para saber mas:

https://cultura.dipucordoba.es/

filmaffinity

Fotogramas

Espinof

El antepenúltimo mohicano

1 Comentario

  1. Gloria Alvarez de Prada

    En esta segunda sesión del ciclo Cine en la Merced, ha sido Gabriel Sánchez Bellón el que nos ha presentado la película, dirigida por Neus Ballús, una de las más destacadas de la nueva generación de directoras catalanas, como Clara Roquet, Júlia de Paz Solvas y Leticia Dolera que han estudiado en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, la ESCAT. Entre otros datos relevantes nos ha contado que Neus Ballús procede de una familia de clase trabajadora y que fue la primera mujer de su entorno en tener estudios universitarios. Tal vez por ello para interpretar este largometraje eligió actores no profesionales, entre ellos un catalonoparlante, un castellanoparlante y un migrante marroquí que se esfuerza por aprender catalán con la ayuda de un chino.

    Durante la proyección se han oído muchas risas espontáneas. Tanta risa tiene su explicación, ya que la directora ha realizado un largometraje híbrido entre la comedia y el documental puesto que retrata la vida cotidiana de unos currantes en una barriada cualquiera de la periferia barcelonesa.

    Comedia porque tiene algo de ficción, pero nos permite asistir a situaciones cotidianas, a chapuzas y a meteduras de pata tan reales que nos provocan estupor y carcajadas al mismo tiempo. Es también una especie de documental porque nos muestra la vida de un equipo compuesto por tres lampistas -fontaneros y electricistas- que durante seis días entran en las casas de clientes ocasionales.

    En este largometraje la barriada de una gran ciudad es protagonista más, con esos enormes edificios cuyas ventanas se encienden de noche y permiten espiar qué hacen los vecinos, si ven la tele, si discuten o si hacen sentadillas. Y la voz en off de Mohamed (el migrante magrebí) reflexiona: «no conozco a mi vecino de arriba, pero todos tenemos problemas parecidos, todos los barrios, las ciudades y todos los continentes estamos conectados.

    Los personajes femeninos juegan, en apariencia, papeles secundarios. No obstante, la jefa y gerente de la pequeña fontanería es una mujer y es la que contrata al magrebí e insiste en que Valero (el currante xenófobo y bocachancla) lo acepte. Los diálogos son chispeantes, por ejemplo, entre la mujer y la hija del bocachancla que le devuelven a su realidad diciendo que acepte su gordura y que nunca podrá volver a abrocharse la vieja americana de cuando era joven.

    El tiempo es también un personaje, porque existe una contraposición entre el ANTES y el AHORA Por ejemplo, el obrero a punto de jubilarse y el dueño de una ferretería tradicional dialogan y están de acuerdo en que: «Antes todo se hacía a mano». «Ahora nadie tiene fuerzas porque solo usan taladros eléctricos». El magrebí, por su parte, continuamente contrapone el AQUÍ respecto del ALLÍ. Su voz reflexiona y nos hace reflexionar: «Allí, en mi aldea, espiaba a los vecinos que malgastaban agua, Aquí les fastidia no tener wifi, allí no teníamos ni luz ni agua corriente».

    En el guión se nota que se han incorporado las experiencias previas de los actores y que, por tanto , se refleja la diversidad lingüística y étnica de la Cataluña actual y, sobre todo, se critica el clasismo y el racismo hacia los recién llegados, estos últimos oscilan entre el deseo de integración unido al miedo a no ser aceptados. A mí personalmente me ha parecido una parodia muy divertida la que Neus Ballús hace de las clases de catalán, a las que asisten adultos de las más variadas procedencias. En una secuencia la profesora se empeña en enseñarles a pronunciar bien la siguiente frase: «Vaig de passeig al bosc i reculleixo el vesc» (Voy de paseo por el bosque y recojo el muérdago). Me suena a chiste porque los inmigrantes no viven rodeados de bosques sino rodeados de bloques de hormigón y, además, es dificil encontrar muérdago y ese léxico no les hace falta para su vida laboral ni cotidiana.

    En resumen, es un retrato del mundo masculino visto con ojos de mujer. Y que el título es un juego de palabras muy acertado, porque los seis días de la semana tienen un ritmo muy electrizante, vamos que nos da la corriente y nos muestra casas corrientes y al mismo tiempo muy distintas.

    El coloquio fue muy animado. Hubo unanimidad en el divertido y lúcido análisis del mundo del trabajo. Cada cual apuntó algún detalle, alguna frase, por ejemplo que los diálogos entre el marroquí y el bocachancla parecían una pelea matrimonial. Otra persona apuntó que los bloques de los barrios-dormitorio parecen celdillas de una colmena en las cuales nos afanamos como abejas obreras.

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