TAMBIÉN LA LLUVIA – DOMINGO 28 DE ENERO

Escrito el 23 de enero de 2018

Primera proyección del ciclo
Miradas de Cine sobre el Agua

También la lluvia

28 de enero de  2018, 18.30 h
Sala Vimcorsa

Durante el rodaje de una película sobre Colón y el descubrimiento de América, las diferencias entre director y productor tienen como marco los enfrentamientos por la propiedad del agua en Bolivia, país elegido para el rodaje por ser  el más barato y con mayor población indígena de Hispanoamérica. Quinientos años después del Descubrimiento, la población indígena se enfrenta al ejército. No se lucha por el oro sino por el más vital de los elementos: el agua.
Queremos mostrar un cine social, de denuncia política, en el contexto de la Guerra del agua iniciada cuando una sociedad extranjera intenta privatizar el agua e impedir, e impedir incluso, el aprovechamiento del agua de lluvia por parte de la población.


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1 Comentario

  1. Luis Begara

    También la Lluvia es la mejor película y con diferencia de Icíar Bollaín, es una superproducción con una fotografía, una historia y un guión buenísimos.
    Creo que en España, no se llegó a entender bien esta Lluvia, hasta que empezamos a mojarnos nosotrxs, hasta que la crisis neoliberal nos pilló sin paraguas.
    Hoy, por lo menos en mi caso, la veo y la comprendo mejor, no hay que ir a filmar y a recordar historias de indios. Hoy se sigue privatizando en nuestra querida España y ojo con la lluvia, que cada día es más escasa y más especulativa.

    Película de cine sobre cine contando hechos de hace 500 años que vuelven a repetirse.

    El Hatuey original prefiere que lo quemen y maten antes de cristianizarse y estar eternamente en el cielo con los blancos, los asesinos y saqueadores de su pueblo, ¡qué malas compañías y más para toda una eternidad!
    El Hatuey del siglo XX sobrevive gracias a las luchas populares y sin ningún Bartolomé de las Casas ni Antonio Montesinos que le defienda. Y se queda saboreando la victoria en la tierra.
    Aparte de Hatuey, las mujeres tienen un protagonismo tremendo en la peli que nuestra mentalidad mercantilista no llega a comprender: que unas madres, por dos dólares diarios simulen que van a matar a sus hijxs. Aquí se matan como violencia contra la mujer y allí, no por asomo se juega con una falsa muerte, una muerte de cine. Hay situaciones que nos son imposible pensar, que no se pueden vender.
    Otro momento que las mujeres no pueden imaginar, es que les roben su trabajo, que les quiten las canalizaciones de agua y les cierren el pozo que acaban de construir. Las mujeres no son las protagonistas de la película, pero de manera silenciosa lo consiguen.

    En Europa no hay ideologías que conmuevan y quieran transformar el mundo, pero pudiera ser que una amistad o la mirada de una niña nos hagan cambiar en un momento la vida y hacernos heroicos. Esto es lo que le pasa a nuestro protagonista, Costa, que se tira toda la película viendo las ventajas de ahorro de la miseria del tercer mundo y en un instante es capaz de hacerse humano, más humano que nosotrxs.

    La película termina bien, las luchas populares paran la privatización y nuestro nuevo Hatuey le da el mejor regalo a nuestro protagonista: la victoria, una botella de agua libre.
    Algunxs vimos una botella de Emacsa.

    Bolivia es un país con menos del 10% de población blanca y hasta pasados más de 500 años no ha podido tener un Presidente Indio.
    Después de la lluvia y el agua, vino la guerra del gas y al final el neoliberalismo, ese que triunfa hoy en nuestra patria, allí fracasó.

    La cruz de madera volando con dos helicópteros, me llevó a recordar en algo La Dolce Vita, con ese cristo sobrevolando Roma.

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