Guion y Dirección: Anna Muylaert
Una segunda madre
(Que Horas Ela Volta?)
Domingo 6 de Marzo de 2016
18.30 h
sala Vimcorsa (entrada por C/Blanco Belmonte)
En CineCercano queremos homenajear a las mujeres en una fecha tan cercana al 8 de Marzo, con esta película de gran carga social y de género, que será presentada por nuestra amiga
Marina Fuentes Guerra,
quién moderará el debate.
La directora brasileña Anna Muylaert plantea unos temas profundos con puntos de humor, sin dejarse llevar por el melodrama.
Por qué se empeñan en cambiar los títulos originales? El título original hace mención a las visitas breves que Val hacía a su hija y las preguntas que se hacía la pequeña Jessica cuando la madre volvía a desaparecer de su vida.
Val, una mujer trabajadora doméstica, (como 10 millones de mujeres en Brasil) que ofrece sus cuidados amorosos al hijo de sus ricos patrones mientras se pierde la crianza de su propia hija. Una hija que se cría y educa empoderada gracias al dinero que proporciona la vida de servidumbre de su madre. Una joven educada en la escuela de pedagogía crítica seguidora de Paulo Freire. Incluso la joven cita al maestro que ha introducido esos planteamientos políticos en su educación. De este modo, la educación se percibe como emancipadora y como suele ocurrir en el cine cuando lo dirige una mujer, se ha elegido a una chica para representar esa liberación y superación personal. Gracias a esta moderna pedagogía, se puede cortar la línea de opresión que pasa de madres a hijas.
Con una estrella de la gran pantalla brasileña: Regina Casé. Una magnifica actriz que transmite una energía y una felicidad única, con unos planos de enorme potencia difíciles de olvidar como los de la piscina.
Ficha técnica:
Que Horas Ela Volta? 2015. 110 min
Guion y Dirección: Anna Muylaert
Música: Fabio Trummer, Vitor Araújo
Fotografía: Bárbara Alvarez
Reparto: Regina Casé, Camila Márdila, Karine Teles, Lourenço Mutarelli, Michel Joelsas, Helena Albergaria, Antonio Abujamra.
Productora: Africa Filmes /Globo Filmes /Gullane Filmes
Premios
Esa escalera que desciende al mundo íntimo de las habitaciones, donde cada personaje se despoja de la fachada exterior y se muestra tal cual es, con sus miserias, debilidades y grandezas. Esa escalera que aparece como imagen recurrente en la película, iluminada al fondo de un pasillo oscuro, quizás como homenaje a tantas imágenes cinematográficas parecidas.
Y esa piscina, como símbolo de estatus, inaccesible para la mayoría, prohibido para la servidumbre.
Gran maestría de esta directora para sugerir con cada escena y con cada imagen todo un mundo más allá de lo que estamos viendo en la pantalla.
Entre el título de la peli versionada en España, el original, y el que primero pensó la directora al principio, pero que no que no llegó cuajar, el mejor es: La Puerta de la Cocina, la línea divisoria de las clases sociales, lxs señorxs y la servidumbre.
Val, nuestra protagonista llena la pantalla en todo momento, su ausencia se nota y se le echa de menos. Tiene que enseñar a su hija la hipocresía del lenguaje convencional y el significado de las palabras, y que entre el señorío y la servidumbre es totalmente opuesto a lo que se dice. Si yo te digo que pases, es que no puedes pasar, si te digo que si quieres café, es que no puedes tomar café y si te digo que te quiero es que te vayas detrás de la puerta de la cocina.
Y Jessica le enseña a su madre que si eres libre debes entender lo que dicen las palabras y no imaginar lo contrario.
Ambas aprenden en conjunto y recuperan una maternidad perdida por la precariedad, los malos tratos? el mundo rural? y para un futuro mejor pa su hija. y su nieto, que debería haber sido nieta.
La lectura feminista se mezcla con la lectura política y nos encontramos con una peli redonda y completa, llena de escenas y diálogos que nos muestran que la modernidad no ha superado la esclavitud.
De las casi dos horas de duración, me quedo con dos escenas antológicas:
El cogote de Doña Bárbara, de espaldas, haciendo el desayuno con zumo incluido de naranjas de Persia, a la hija de la criada, y que cada vez que le pregunta algo, se le pone más tenso.
Val, en la piscina casi vacía porque había una rata, hablando con su hija y haciendo ruido con el agua. Un baño de dignidad.
Doña Bárbara la burguesa feliz y que su marido le tiene que regalar el día de su cumpleaños una entrevista televisiva, para ser más rica y famosa no vive la maternidad y eso que convive con su hijo. La ausencia no son los kilómetros de distancia que hay en una misma casa y en un mismo comedor, sino en la ausencia de amor y cuidados.
Para rematar la redondez de una película feminista, los hombres aparte de estúpidos y ausentes, deben ser babosos.
La película nos pudiera llevar a Teorema de Pasolini y muy lejanamente a Los Santos Inocentes de Mario Camus